AM´EEEEE DEMASIADO ESTE LUGARRR. Me encantan los perezososss y poder ver a algunos de los rescatados me hizo demasiado feliz. Gracias OfertaSimple.com







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El puerto de San Juan del Sur, está ubicado en una bahía que tiene forma de herradura, dentro del departamento de Rivas. A solo un par de horas de la capital, San Juan del Sur es un destino obligatorio.
Nuestro recorrido
Para ir de Tipitapa a San Juan del Sur primero nos fuimos al mercado Huembes a buscar un expreso a Peñas Blancas, donde el bus nos dejó en el cruce de la Virgen. Por este corrido pagamos 120 córdobas cada uno. De hecho pasa un bus que da el recorrido por San Juan pero la verdad no quisimos esperar. Preferimos agarrar un taxi para llegar más rápido y descansar del largo recorrido.
Nos quedamos en el Hotel The Beach House. Un restaurante con cuartos para hospedaje ubicado justo frente a la playa (ya se podrán imaginar los hermosos amaneceres y los atardeceres que pudimos disfrutar durante nuestra estadía).
Visitando el Cristo de la Misericordia
El Cristo de la Misericordia tiene 25 metros de altura y es uno de los 19 Cristos en todo el mundo. Y el mismo se logra observar desde muy lejos. El taxi privado del hotel al Cristo nos salió en 400 pesos ida y vuelta y nos esperó por 20 minutos.
Ya en el cristo, nos cobraron la entrada de 35 córdobas.
Sobre San Juan del Sur
San Juan es un lugar super pintoresco característico de ser una zona playera. Podrás encontrar desde Restaurantes de comida internacional hasta bares y discotecas. La gente en la zona es sumamente hospitalaria. Y me atrevo a decir que en San Juan comí los taquitos más wenossss (deliciosos) de toda mi vida.
En medio de nuestro pequeño viajecito, decidimos separar unos días para ir a disfrutar de la Laguna de Apoyo. Para llegar hasta acá, contratamos un taxi que por c$600 nos recogió en Tipitapa, nos llevó a un Supermercado de camino para comprar algunas cosillas, nos esperó y luego nos llevó hasta la Laguna de Apoyo.
La Laguna de apoyo se encuentra entre los departamentos de Masaya y Granada, y se dice que la laguna se formó en el cráter de un volcán extinto. Fue declarada Reserva Natural en 1991 y es una las lagunas más grande de Nicaragua.
Para esta aventura, el hotel que nos recibió fue el Hotel Selva Azul, donde pasamos 3 días y 2 noches disfrutando los alrededores de la Laguna. La cabaña estilo rústica en la que estuvimos nos dejó completamente enamorados. Tenía una piscina y una sala exterior con vista directa a la Laguna de Apoyo. Así que por las noches pudimos disfrutar de la brisa que corre mientras veíamos una serie de Netflix frente a la piscina.
Los días que pasamos acá no fueron 100% vacaciones ya que por compromisos previos JCA tuvo que conectarse, pero definitivamente intentamos aprovechar el tiempo lo más que pudimos para conocer, disfrutar y perdernos un rato.
La zona está repleta de resorts con diferentes amenidades, por lo que en nuestro segundo día decidimos explorar y nos fuimos a tomar un pasadía en el Hostal Paradiso. Un lugar super pintoresco con restaurantes y amenidades, también frente a la Laguna.
Apenas tengo un par de días y Nicaragua me parece un país de encanto.
Me vine de vacaciones con mi novio a conocer la tierrita que lo vió nacer, que lo vió crecer. Tuve la oportunidad de conocer y pasar tiempo con sus familiares y amigos. Que por cierto, ¡han sido todos muy lindos, respetuosos, super amables y abiertos con esta Panameña en tierras extranjeras!
El primer día hicimos el Circuito La Victoria – Volcán Masaya y terminamos en Granada.
Con un refrescante clima, pasamos parte de la tarde disfrutando de la hermosa vista que nos regaló lo que viene siendo el punto más alto del pueblo ubicado en el Departamento de Masaya. Desde el mirador pudimos observar el cráter de la Laguna de Apoyo, el Volcán Mombacho, las Isletas de Granada, entre otros.
En el mirador y sus alrededores podrás hacer compras en viveros, tiendas de jardinerías y artesanías, además de hacer recorridos a caballos.
La entrada tiene un costo alrededor de C$ 20 para extranjeros y C$10 para nacionales (si entras caminando). Si llegas en vehículo de motor el costo varía.
Desde la cima del volcán Masaya pudimos observar el cráter Santiago, que desprende gases de Dióxido de azufre a través de su fumarola activa. El cráter tiene un lago de lava persistente que se puede apreciar durante el día y mejor aún durante la noche. Se dice que el volcán, conocido como «La boca del infierno», fue objeto de veneración por los habitantes de la zona antes de que llegaran los españoles.
El cráter mide unos 500 metros de ancho, una profundidad de 200 metros y la altitusd de 635 metros sobre el nivel del mar (gracias por la info, San Google!)
En los alrededores del volcán podrás observar una zona boscosa con lava solidificada, originada por las antiguas erupciones del mismo volcán, además de miradores.
Confieso que en Granada estuvimos muy poco tiempo y ahora que lo pienso, creo que merecía un poco más de tiempo recorrerla. Al caer la noche, este fue el lugar escogido para cenar e «ir por unas bichas a la calzada» (bien a lo Nica, ajá).
Granada es conocida como el «París de Centroamérica» o la «Gran Sultana», apodo gracias a su vecino el «Volcán Mombacho».
El principal monumento de la ciudad, es la bellísima Catedral que yace sobre la Plaza Colón (o el Parque Central). La misma se distingue por su cúpula roja, acompañada por el amarillo en tonalidad marrón y el blanco de sus paredes.
«La Calzada» es una calle que conecta con la Catedral y donde encontrarás un sinfín de bares, restaurantes y tiendas de artesanías. Esa noche tenían música Nica en vivo (tipo murga).
¿Ustedes ya habían hecho este recorrido antes? Es un imperdible cuando se visita Panamá.
Ayer tuvimos la oportunidad de hacer un recorrido en tren de ferrocarril, cruzando del pacífico (Terminal Balboa) al atlántico (Terminal MIT) en tan solo 4 horas (o menos).
Ese día, tomamos el tren en el área de Balboa que nos llevó hasta Colón, y luego tomamos un bus turístico que nos dejó en el Fuerte de San Lorenzo.
El recorrido fue libre, por lo que tuvimos el tiempo suficiente para explorar el Fuerte y conocer un poquito más de su historia, además de tomar de fotitos de las vistas.
No les hablo de lo que no sé, por eso no he tocado el tema de los precios. Los pasajes y el recorrido fueron de cortesía. (Gracias, jefes! los pasajes fueron bien aprovechado).
Me he leído esto y me ha venido muy bien. Algunos consejitos por el blog Travel Between Books a tomar en consideración durante la nueva normalidad. Espero que pronto podamos regresar a como eran las cosas en pre-pandemia.
Estos son tiempos difíciles, todo ha cambiado, nuestra rutina normal, salir a la calle, pasar por tu café camino al trabajo, el tráfico de todos los días y tu oficina, siempre la misma. Todo lo que dábamos por hecho simplemente no es igual: tu casa ahora también es tu lugar de trabajo, ya no vas a tu restaurante favorito los fines de semana, tu comida la trae un repartidor, y tus reuniones se volvieron virtuales.
Viajar en tiempo de Coronavirus — Travel Between Books
Todavía no puedo creer que me armé de valor para cumplir este sueño.
Hace unos meses, me dije: YOLO (You only live once) y pum, busqué un pasaje barato a París por 28 días y sin mirar fecha y pum, lo compré. Ya luego me ocuparía de los premisos en el trabajo, supuse en ese momento.
Resulta que la fecha que escogí para viajar fue terminando el invierno (más o menos) en Febrero, justo en el mes del amor y la amistad.
14 horas de vuelo pero feliz en París. Una vez en el aeropuerto de París, tomé el tren directo a Gare Du Nord. Una de las estaciones más grandes y concurridas que tiene la ciudad de París.
Si, como podrán imaginarse pues me di esta señora perdida en la estación de Garo du Nord y allí pude confirmar lo que todo el mundo me decía de los Franceses: «Que no les gusta hablar Inglés». Pues si, estuve 1 hora caminando de un lado a otro intentando comunicarme con Franceses que apenas notaban que intentaba comunicarme en Inglés pues se daban la media vuelta.
No fue hasta que, cruzada con los idiomas, pues empecé a hablar Spanglish (más español que inglés) y me lograron ubicar amablemente dónde estaba la salida.
Tuve la suerte que siguiendo la recomendación de mi prima Kathina pues busqué un Hostal super cerquita de esta estación y tan solo una cuadra después de haber salido de la estación, pum, allí estaba mi Hostal.
Cuando llegué, no lo voy a negar, sentí que el mundo me daba vueltas del terror que sentía… y no, nada que ver con el hotel, la ubicación ni nada. Sino más bien, por el susto que me ocasionaba solo pensar que estaba a un vuelo de 14 horas lejos de mi familia, de mi país, de mi zona de confort y de personas que se comunican en mi mismo idioma nativo.
Una vez pasé la crisis de ansiedad, me cambié el tshirt, me puse zapatos cómodos y bajé a comer en el Restaurante/Bar del Hostal. Luego me fui a buscar un chip de celular en los alrededores de la zona y en lo que me familiarizaba con el área a pie.
Ya con datos y un poco más relajada, me fui a la estación de Garu Du Nord para comprar tickets de viaje en tren y salí en marcha para encontrarme con un amigo Frances para la cena.
París en realidad es una ciudad bastante gris (como Nueva York), no sé si es por que a ambas fui durante meses de Invierno, pero al final ambas ciudades son tan cosmopolitas que la gente anda en lo suyo, nadie tiene tiempo para pararte bola.
Como me quedé en Hostal, conocí muchas personitas de otras partes del mundo, algunos en mi misma situación, viajando solos. Y el Hostal en la parte de abajo tenía un restaurante sport/bar super concurrido y solo sentarme a ver un juego (que ni me interesaba), pues compartía mesa con otros y aprovechaba para conocer gente. Fue un buen trip.
Estuve unos 20 días recorriendo París a mi paso, luego tomé un Tren y me fui a Amsterdam donde me esperó un amigo Holandés que me recibió junto a su familia por 5 días en su casa. Luego de esto, tomé el tren de regreso que me llevó a París donde estuve 3 días más antes de abordar el avión que me regresó a casa.
Sincerándome un poco con ustedes, El Salvador no era un país que se encontraba en mi lista de lugares para visitar (y estoy segura que muchos de ustedes tampoco lo tienen en la mira).
Cuando decidí comprar ese pasaje a El Salvador, lo hice por mero impulso luego de una conversación que tuve con un gran amigo Salvadoreño.
En medio de la conversación, cuándo le pregunté a él sobre lo que hay para ver y hacer en El Salvador, ¿Saben qué me respondió?
«… Para mí, El Salvador es un paraíso»
**, SALVADOREÑO DE 27 AÑOS.
** Y luego empezó a contarme de todos los lugares bellos y cosas divertidas que hay para hacer en su país. **
Si hay algo que he aprendido muy bien es que en definitiva, cuando alguien te asegura una cosa tan linda de su país, debe tener sus buenas razones.
Es cierto que la situación en El Salvador no es la mejor -en especial cuando nos referimos al tema de la seguridad-, pero tampoco es tan mala como la percibimos en el mundo exterior y solo por esto, no deberías dejar de visitar este hermoso país.
Te invito a darle la oportunidad y a dejarte enamorar por sus paisajes, por sus volcanes, por su comida y sobre todo por su gente…
Los Salvadoreños son sumamente amables y siempre están aconsejándote sobre que hacer, a dónde ir y que comer. Así de buena gente son.
Debo decir que en mi tiempo de viajera, jamás había encontrado personas tan sonrientes y dispuestas a tener una charla honesta y conmovedora sobre temas socioculturales como encontré en El Salvador.
No debemos dejar de vivir y encerrarnos en una cajita de cristal, andar por la vida con el temor a el qué pasará o a que la cajita se quiebre y esto es algo que Los Salvadoreños saben muy bien. Ellos viven una vida normal, van a estudiar, van al trabajo, se van a pasear, toman el transporte público, salen de fiesta, se reúnen con amigos y van a los centros comerciales (que por cierto en SIVAR tienen unos muy top). Porque simple y llanamente en El Salvador no se esconden y no dejan que el malo gane, sino todo lo contrario, salen y dan la lucha día a día y le demuestran al mundo que los buenos y decentes en El Salvador son cada vez más…
El Salvador es un paraíso que lo tiene todo y lo mejor es que pude comprobarlo por mi misma.
Así como me sucedió a mí con El Salvador, seguro a ustedes también les pasa o les pasará, porque así somos los seres humanos, porque primero nos enseñan a encasillar las cosas y luego a experimentar en base a lo que la sociedad cree. ¿Y adivinen? No saben lo equivocado que estamos y no saben cuántas cosas geniales y hermosas nos perdemos por dejarnos llevar
¿Sabes por qué a El Salvador le llaman así? Porque puedes cambiar de ambiente y paisajes tanto como quieras y todo en un mismo día. Puedes tener playa, sol y arena en la mañana, luego almorzar frente a la montaña con vista a uno de sus majestuosos volcanes y al anochecer cenar en el restaurante más top ubicado en la zona más cosmopolita del país. Y creanme, esto es nada comparado a todo lo que de verdad tiene El Salvador.
Sí, así de increíble es este país.
Hola, hola. Otra vez yo, escribiéndoles sobre mis aventuras de manera tardía.
La verdad es que siento que no he parado desde que regresé de mi último trip al extranjero. El trabajo me ha tenido súper ocupada y ya estoy deseando tomar vacaciones REALES (no de esas que acostumbro a pegar con días feriados y esas cosas).
Lo último en mi vida ha sido un corto y rápido viaje (de trabajo) a Ciudad de México, una enorme, hermosa y muy cosmopolita ciudad.
Medio día y solo dos noches (literalmente de 6:00 p.m. a 11:00 p.m.+) no fueron suficientes para explorar la ciudad pero sí para dejarme enamorada.
Para este trip, tuve la oportunidad de quedarme en el corazón de Polanco, un área realmente segura, llena de comercios, restaurantes y parques a tan solo pocos pasos.
Antes de continuar, quiero decirles un par de cosas sobre esta ciudad.
A pesar de que México en general tiene la fama de ser un país bastante inseguro (todo esto gracias a los medios internacionales y que solamente enaltecen aquellos hechos de violencia que pintan el país), es mi deber decirles, como viajera (y defensora de lo justo) que realmente no se sintió tan inseguro como todos quieren hacerte pensar… Que si eres turista no puedes ni salir solo del hotel y que ni en los «buenos samaritanos» puedes confiar.
Si, obvio, tienes que tomar tus precauciones igual como cuando visitas cualquier país extranjero pero tampoco es ese lugar tenebroso dónde no puedes hacer más de cuatro cosas.
Algunas de las cosas que recomendaban los lugareños (ya para cuando me estaba yendo por que igual ya había hecho de todo) era:
¿Lo notaron? consejos básicos y que casi en todos lados te recomendarían lo mismo. Una amiga hace un tiempo tuvo la oportunidad de estar en México también y aunque se quedó en la misma zona, ella dice que no salió del hotel por temores infundados (fue con una impresión de la ciudad y perdió la oportunidad de conocerla).
Cuando estés en Ciudad de México, solo déjate guiar por tus sentidos y disfruta la oportunidad que tienes de poder estar allí.
Ahora sí, puedo continuar contándoles un poco de mi visita rápida a MX.
Personalmente, solo llegar al hotel, me reporté en casa, tiré las maletas y pedí un taxi que me dejará cerca del Castillo de Chapultepec, ubicado a tan solo unos minutos de Polanco.
Desde el parque que rodea el Castillo puedes ver el camino que te lleva a el, aunque les confieso que yo me perdí para llegar.
Una vez dentro del parque, caminé en círculos y tuve que preguntar muchas veces antes de encontrar el inicio para ascender al castillo. (Por alguna razón la gente me decía «toma este caminito, vas a ver la cerca de alambre y gira a la izquierda» y yo tomaba el caminito, veía la cerca de alambre y terminaba girando a la derecha jajaja).
Solamente el parque tiene un millón de cosas divertidas para ver y hacer.
El Castillo de Chapultepec es el único Castillo Real en toda América, el mismo fue construido como casa de verano para el Virrey en la época del Virreinato y es una huella indiscutible de la riqueza histórica y arquitectónica de la ciudad. Hoy, El Castillo de Chapultepec alberga la sede del Museo Nacional de Historia cuya curaría inicia en el período virreinal y la cultura mexica, luego pasa por todo México independiente hasta llegar a la sociedad actual.
En sus salones convergen diferentes momentos claves del pasado mexicano y podrán apreciar diversas piezas como la bandera del Primer Imperio, mapas de los primeros trazos de la ciudad, óleos de principios del siglo XVIII, así como también vestidos y alhajas de la época.
Luego de mi visita al Castillo de Chapultepec, me fui corriendo al Museo de Arte Moderno, ubicado a unos pasos de la salida principal del Parque de Chapultepec.
«Personalmente me encanta visitar los MoMAs’ de los diferentes países. Me parecen curiosas las exhibiciones de arte que abren al público».
Una de las exposiciones temporales que había en el museo cuando lo visité y que me impactó muchísimo fue «La Parte Más Bella», curada por James Ole. La exposición reunió más de 150 obras y 60 artistas locales e internacionales en una misma sala para plasmar lo – perfecto e imperfecto – del cuerpo humano en toda su elegancia, erotismo y vulnerabilidad.
En esta parte de la ciudad se concentran algunos de los tesoros culturales más apreciados y emblemáticos del país.
En 1987 fue distinguido como Patrimonio Cultural de la Humanidad por parte de la UNESCO y cuenta con cerca de 1,500 edificios, entre templos, museos, hoteles, tiendas, galerías, teatros y centros culturales, muchos de ellos catalogados como monumentos históricos (o artísticos) Yo tuve la suerte de tener a mi «Personal Tour Guide» 😉 quién me llevó a recorrer sus calles y me contó un poco de la historia y arquitectura de los lugares más emblemáticos de la Zona.
Entre algunos de los lugares de interés que ver y visitar en el Centro Histórico, podemos destacar (sin ningún orden en específico):
No olvides que esta zona también está repleta de muy buenos restaurantes y algunos con vistas geniales. Nosotros estuvimos en uno genial ubicado sobre la Calle Isabel la Católica y en el rooftop había un bar bien nice con vista justo en frente del Casino Español de México.
Paseo de la Reforma es una de las avenidas más bonitas de la Ciudad de México (a mi parecer) con altos edificios modernos.
Tuve la oportunidad de pasearme por allí al anochecer y realmente vale la pena echarse una caminata por el área, ver y conocer un poco más sobre las esculturas que se levantan sobre la vía, además que sobre ella encontrarás muchos sitios turísticos, por ejemplo: El Centro de Cultura Digital o La Torre Mayor, el monumento de La Diana Cazadora y lo mejor de todo, es que llegas hasta la glorieta donde esta ubicado el mismísimo Ángel de la Independencia, el monumento más emblemático y utilizado como icono cultural de la ciudad.
Y pues antes de irme, no podía dejar de pasar a conocer a la Virgencita en la basílica dedicada a ella en su advocación de Guadalupe… Solo puedo decirles que consideren agregarlo a la lista de lugares a los que ir cuando tengan la oportunidad de visitar la Ciudad de México y mejor si pueden ir en tiempo de misa.
Cómo este lugar no necesita ser explicado y también sé que tampoco es para todo el mundo, no pretendo ir más allá y prefiero dejarles solo algunas fotos. La foto y el vídeo del altar a la Virgencita me la reservo para mi.
Cierro este post pidiéndoles que la próxima vez que tengan la oportunidad de visitar Ciudad de México, se dejen sorprender.
Los veo en mi próximo aventura, un abrazo.
Perú y su gente, en realidad son una pasada. Amables, carismáticos, un poco locos pero sobre todo muy muy serviciales y que definitivamente aman su país. Como en todos los casos de la vida, siempre nos llevamos esas primeras impresiones (sean buenas o malas) y en este post, te cuento las mias sobre este hermoso país y su gente.
Sí, ellos mismos te lo dicen. El que conduce en Perú, puede hacerlo en cualquier otra parte del mundo. Es como si fuesen poseídos al volante, no hay reglas de tránsito que se interponga entre el conductor y el lugar de destino.
Desde la dieta de pollo hasta el inmejorable y famoso ceviche peruano. Y no lo digo por exagerar. La comida en Perú es realmente deliciosa y asequible. ¡Hasta un sandwich mixto con una Cusqueñita! Una de las cosas que probamos y nos encantó también, fueron las alitas de pollo al estilo peruano que formaba parte del menú de Café, Café. ¡Super recomendadas!
Y su amabilidad es verdadera, no fingida. En varias ocasiones llegamos a perdernos y tuvimos que pedir instrucciones. Aunque la persona fuese apurada, igual se tomaba el tiempo de buena gana para decirnos el camino que debíamos tomar o la buseta que debíamos esperar.
En serio, Perú tiene 31.77 millones de habitantes (casi 8 veces más de lo que somos en Panamá). Puedes hacer desde trekking, surf, hasta paracaídismo o simplemente ir a relajarte en uno de sus hoteles 5 estrellas. Solo es cuestión de que elijas y lanzarte a la aventura.
No puedo decirles la cantidad de personas que me dijeron que bajara mis expectativas con Lima, que incluso se atrevieron a aconsejarme que dejará poquito tiempo para recorrerla porque según ellos (1) no es linda y (2) no hay mucho que ver. ¡Que equivocados que estaban!
Por último, un consejo muy especial para aquellos quieran visitar Perú alguna vez: diez días no son nada. Necesitarías MESES para recorrerla completa. Nosotros fuimos por esa misma cantidad de días y pudimos ver solo lo esencial. Es hermoso, es enorme y sus paísajes te dejarán sin aliento. Definitivamente, no veo la hora de regresar a este mágico país.